miércoles, 31 de agosto de 2016

VIDEOJUEGOS EDUCATIVOS

Se han convertido en una herramienta para difundir contenidos y entrenar habilidades cognitivas. ¿Qué aspectos se deben tener en cuenta?

Los videojuegos ganan terreno como una herramienta para difundir contenidos educativos y entrenar habilidades cognitivas. Pero, ¿qué aspectos se deben tener en cuenta?
Así como existen fanáticos, también detractores que consideran que el aprendizaje no tiene por qué ser siempre entretenido o estar atado a la diversión. Sin embargo, en la nueva generación acostumbrada a la interactividad, el híper reducción de las ideas y el formato audiovisual, los videojuegos aparecen como un instrumento inapreciable para la enseñanza. Pero no siempre es aprovechado en todo su potencial. Guillermo Avebruj, diseñador Pixowl Lead Game y fundador de Fundav y Ludotecario, dialogó con Infobae sobre este gran debate. 
-La industria del videojuego está generando productos que enseñan a los chicos, por ejemplo, a programar. Esto les da herramientas para transformarlos en productores de tecnología, no sólo en consumidores.
-Así es. Hay varios productos de ese estilo que funcionaron muy bien. Pero hay que recordar que no siempre la parte de educación, tecnología y videojuegos se llevaron bien. Esto es porque no se comprendían cuál era la forma adecuada de trabajar en conjunto. Padres y educadores reaccionaban: ¿Se entretenía o se estaba educando? Recién ahora, después de varias investigaciones y de estudios de otras parte del mundo, se comprendió que, por ejemplo, como explicó el experto en este campo Jane Mc Gonigal, que un chico acostumbrado a jugar a Pokemon, sabe que hay 300 razas de Pokemones que tienen cada uno sus evoluciones, sus poderes, sus debilidades, que se usan estratégicamente de manera que se creen combinaciones específicas de otras razas. Todo eso es un montón de información. Pero después terminan la primaria y no saben decirte la capital de un país. Entonces hay un tema ahí que es, poder usar este medio para comunicarle al chico que podría maximizar su conocimiento a través de, por ejemplo, saber la capital de ese país como algo necesario para entretenerse. Aprender geografía no parece ser el objetivo que persigue el chico en primera instancia, porque el chico no tiene que sentir que se le está enseñando sino aprende naturalmente a la vez que se entretiene.
  
Nota completa: Infobae